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¿Hay que eliminar los feriados religiosos?


Página Siete, 26/4/2014

En coincidencia con el tradicional feriado del Viernes Santo se han levantado algunas voces en las redes sociales a favor de la eliminación de los feriados religiosos, argumentando que un Estado laico debe estar totalmente separado de la religión.

Desde un punto de vista conceptual, me parece que esa posición mantiene la confusión entre lo que es un Estado laico y un Estado laicista, antirreligioso o inclusive ateo.

Un ejemplo de lo último fue Cuba, cuyo gobierno eliminó el feriado de Navidad durante muchos años para reponer hoy esa y otras fiestas religiosas como señal de respeto a la mayoría cristiana de la isla. A su vez, Uruguay, un estado laicista, ha optado por declarar feriada toda la Semana Santa, llamada la Semana del Turismo, sugiriendo a los que no participan en las celebraciones litúrgicas que disfruten de unas vacaciones que por lo general no dañan al espíritu.

Bolivia es un Estado con sólo cinco años de vida como “laico”, que significa, según la Constitución, independiente de la religión, pero garante de las libertades individuales y colectivas, entre las cuales está la libertad de conciencia y religión. Esta libertad, como reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se manifiesta en privado y en público y es deber del Estado garantizar y facilitar el cumplimiento de ese derecho, en el campo del culto como de la educación, máxime cuando se trata de la fe de la gran mayoría del pueblo boliviano. Además, es parte de ese derecho no ser objeto de ofensas ni provocaciones, el deporte preferido de algunos frecuentadores de las redes sociales. Por tanto, Bolivia, en cuanto Estado laico, ha decidido con mucho tino respetar determinadas festividades religiosas, al igual que lo hace la casi totalidad de los países del planeta.

Ahora bien, en la práctica no se puede conceder feriados a todas las creencias y en todas las fechas importantes para cada credo, pero sí a las religiones mayoritarias en fechas consolidadas por la tradición. Esto lo saben bien los cristianos que son minoría en otros países: allí no hay feriados cristianos. Recientemente, en Chile, como concesión a las minorías religiosas, se ha instituido un feriado nacional (el 31 de octubre) para que aquellas confesiones celebren su propio día. Es un feriado más legal que religioso, pero representa una muestra de apertura a las diversidades. En todo caso, para no perder de vista la laicidad de un Estado, debe existir un equilibrio entre el número de feriados religiosos y el total de feriados de un país.

Me pregunto: ¿los feriados religiosos son tan abundantes en Bolivia? Cuando revisamos el calendario, encontramos que existen en nuestro país once festividades, dos de ellas introducidas por el actual Gobierno. Dos son fiestas internacionales (Año Nuevo y Día del Trabajo), dos son cívicas (22 de enero y 6 de agosto), una pertenece a la cosmovisión aymara (Año Nuevo Andino), otras tres podemos atribuirlas a cultos “sincréticos” (dos días de Carnaval y el día de los Difuntos) y sólo tres son especificadamente católicas (Viernes Santo, Corpus Cristi y Navidad). De modo que no se puede afirmar que el Estado privilegia las festividades católicas, sino que mantiene una moderada consideración (27% de los feriados) hacia la religión de las mayorías (75% de la población).

En este contexto, creo que la norma actual es equilibrada y no debería cambiarse. Eso sí, un Estado laico y una población educada en el respeto mutuo deberían prescindir de los anacrónicos “Autos de Buen Gobierno”, aunque, por lo que se lee en las redes sociales y se ve en las calles, la educación cívica y la tolerancia no son aún las mejores virtudes de nuestro medio.

 

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