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Archive for abril 2022

Mujeres en la Pascua de Jesús

Publicado en Página Siete y otros medios nacionales el 16/4/2022

Un fruto del Concilio Vaticano II que tardó bastante en madurar ha sido el empoderamiento de mujeres teólogas de mucho valor científico y espiritual, las cuales no solo se han dedicado a investigar y enseñar en el surco trazado por sus colegas varones, sino que han emprendido programas propios “de género”, en particular revalorizando el rol de la mujer en los evangelios y en la vida de la Comunidad primitiva.

El cuadro que hoy se tiene de ese rol tiene dos convicciones. Por un lado, se realza su importancia fundamental en la vida de Jesús, especialmente en la Pascua, y en la construcción de la nueva comunidad. No fueron personas al servicio “doméstico” de Jesús o de sus apóstoles, sino verdaderas discípulas de la Buena Noticia que los acompañaron fielmente en las buenas y en las malas.

Por otro lado, debido a la influencia de la cultura greco-romana, el rol protagónico de las mujeres fue invisibilizado con el tiempo, ocultando el papel que ellas tuvieron en los acontecimientos de la Pascua e incluso echando sombras sobre su vida, como en el caso de la Magdalena. Es el patriarcado que persiste en la Iglesia hasta nuestros días.

Por eso, en víspera de la Pascua de Resurrección, es bueno destacar el fundamental papel de las mujeres en la Pasión y Resurrección de Jesús, con base en los relatos de los evangelios.

La última semana de vida de Jesús empieza con la unción de Betania (Jn 12,1-11): María, la hermana de Marta y Lázaro, realiza un gesto de fuerte valor profético: unge los pies de Jesús con un perfume carísimo, rompiendo el precioso frasco de alabastro. El gesto de la discípula es preanuncio de la muerte del Maestro, ya que a los cadáveres se le ungían los pies con perfume. La crítica “social” de Judas al derroche pone de manifiesto el conflicto entre el amor generoso de María y el egoísmo de quien se escuda en los pobres, mientras prepara la traición del amigo.

Al día siguiente, Jesús ingresa a Jerusalén, montando un humilde pollino, en medio de los vítores de sus discípulos llegados de Galilea. Discípulos es un término neutro, que indica varones y mujeres, las cuales eran un grupo numeroso de la comitiva que seguía a Jesús.

Ya camino al Calvario, a unas mujeres piadosas, esta vez de Jerusalén (Lc 23,26-29), Jesús les pide que no lloren por él, sino por sus conciudadanos, cuando será destruida la ciudad; hecho que sucedió 40 años más tarde.

Junto a la cruz, encontramos la Madre y las mujeres galileas, lideradas como de costumbre por la Magdalena, mostrando más coraje que los discípulos varones que optaron por fugarse. ¿No les recuerda una historia reciente de Bolivia?

Esas mismas mujeres presencian la sepultura de Jesús con la intención de volver, después de la fiesta, a terminar de embalsamar el cuerpo de su Maestro, una tarea tradicionalmente reservada a las mujeres. Así expresan amor y memoria, los alimentos de la fe.

Finalmente, todos los antiguos testimonios coinciden en que la primera revelación de la Resurrección de Jesucristo fue hecha a María de Magdala y a las mujeres que la acompañaban. Es un hecho sorprendente porque en la sociedad judía el testimonio de una mujer no tenía valor legal.  En efecto, los apóstoles de entrada no las creyeron, hasta cerciorarse ellos mismos.

¿Dónde han quedado las mujeres, sucesoras de aquellas galileas, en la Iglesia de hoy?

A lo largo de su historia, la Iglesia ha pedido perdón por sus muchas culpas, porque no hay miseria humana que ella no haya experimentado en su vida. Tal vez ha llegado la hora de reparar la deuda milenaria del trato displicente y discriminatorio que ha tenido hacia las mujeres, para lo cual se necesita algo más que la concesión de asignarles algunos cargos administrativos.

Categorías: homenaje, religion, biblia

La bomba de vacío del diésel

Publicado en Página Siete, y otros medios nacionales, el 2/4/2022

La economía boliviana, al igual que la ucraniana, está siendo destrozada por una “bomba de vacío”, que se suma a los daños causados por la artillería convencional de la importación de combustibles. Hablo del subsidio al diésel importado, que está “vaciando” las reservas internacionales.

El subsidio es la diferencia (positiva) entre el valor de compra y el de venta del diésel importado, debido a que se compra caro y se vende barato. El subsidio pretende favorecer a los sectores más pobres, mediante la estabilidad de precios y el control de la inflación, pero a costa de “quemar” dinero público, amén de favorecer, en algunos casos, a los más pudientes.

Desde hace más de 20 años Bolivia importa diésel, pero en los últimos años el problema se ha agudizado por tres factores, que paso a detallar.

En primer lugar, está el incremento del consumo, que es una buena señal: la economía crece, la agroindustria se expande, aumenta el transporte nacional e internacional de mercancías. No obstante, no se puede excluir que una parte del incremento se deba al contrabando (en mulas, llamas y caimanes, como insinuó un locuaz expresidente) hacia los países limítrofes donde el diésel es mucho más caro.

El segundo factor es la disminución de la producción, consecuencia de causas naturales (los antiguos pozos de petróleo crudo se han ido agotando) y de medidas políticas: el IDH “ciego” castiga al productor de petróleo a tal punto que de cada 100 barriles que produce por lo menos 65 los entrega por regalías e impuestos y el resto está obligado a venderlo a un precio “político” (que es otra clase de subsidio), independientemente del precio internacional que suele ser entre dos y tres veces mayor.  Si a eso se suma la disminución aún más acelerada del petróleo condensado (un subproducto líquido de la extracción del gas), se explica el poco o nulo interés de las empresas petroleras de invertir en extraer y explorar petróleo.

La tercera variable es el costo del barril de petróleo que suele ser volátil, pero que actualmente está en una franja que difícilmente bajará de 100$ por un buen tiempo, a causa de la guerra (Rusia pertenece a la “troika” de los principales exportadores) y de las dificultades del transporte marítimo. Este hecho puede fácilmente duplicar la factura de compra de diésel.

Durante la bonanza (2009-2016), la mayor producción y los bajos precios contuvieron el subsidio al diésel y durante la pandemia, gracias a la caída del consumo y del costo del barril, se limitaron los daños. Pero, desde el presente año, el consumo ha vuelto a crecer, la producción sigue bajando y el precio del petróleo subiendo. O sea, estamos frente a la tormenta perfecta.

Ante esta situación que va erosionando aceleradamente las reservas monetarias del país, el gobierno ha propuesto dos salidas: una planta de biodiésel y la importación de petróleo crudo. La primera solución, como he analizado en otras columnas, es tan solo un parche costoso. Baste señalar que toda la eventual producción de biodiésel en 2025 solo compensará el incremento de la demanda hasta ese año. La importación de petróleo crudo es, en principio, una buena idea, pero confronta barreras técnicas y financieras; por ejemplo, ajustes en refinerías y adecuación del transporte por oleoductos.

En fin, la solución inmediata a la problemática del diésel consiste en desactivar de manera gradual e inteligente la bomba del subsidio, antes de que detone su gemela, el creciente subsidio a la gasolina.

Con miras a una solución estructural, el gobierno debe implementar urgentemente un Plan de Transición Energética que, entre otras metas, restrinja el consumo de los combustibles fósiles, en el marco de otro modelo de desarrollo.