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El Postulado de Gell-Mann

Página Siete, 1 de junio de 2019

En el umbral de los 90 años, ha fallecido Murray Gell-Mann, uno de los gigantes de la Física del siglo XX. Norteamericano, de familia judía originaria de Austria y ganador del premio Nobel de Física en el año 1969, Gell-Mann es celebrado por el destacado aporte a la formulación matemática de la teoría de las partículas elementales, gracias al ordenamiento y clasificación que realizó en los años ’60, replicando en la física nuclear la hazaña del ruso Dmitri Mendeleev en la Química (tabla periódica de los elementos), cien años antes.

Murray Gell-Mann fue un genio científico “renacimentista”, no sólo por su cultura universal y la constante atención a los temas políticos y sociales, sino también por el interés en diferentes campos de la ciencia que cultivó hasta sus últimos días.

Se reconoce su paternidad, de manera especial, en el “bautizo” de conceptos y propiedades de la microfísica. De hecho, Gell-Mann acuñó el término “quarks”, un nombre tomado de un pasaje de la novela Finnegan’s Wake de James Joice («Three quarks for Muster Mark!»), para los fundamentales e inaccesibles ladrillos de la materia que pusieron orden en el “zoológico” de las partículas elementales producidas por los grandes aceleradores. De igual manera, el genial físico bautizó las propiedades de los quarks con términos exóticos, como “extrañeza” y “color”, dando vida a la elegante y precisa teoría llamada “Cromodinámica Cuántica”.

Al margen de su brillante trayectoria científica, me ha vuelto a la mente, en estos días, el poco conocido “Postulado de Gell-Mann”, que no es una ley o un resultado científico, sino tan solo una conjetura razonable, amparada en la experiencia.

El “Postulado de Gell-Mann” afirma, en síntesis, que “lo que no está prohibido debe suceder” y tiene dos implicaciones relevantes. Por un lado, si una teoría no prohíbe ciertos procesos, éstos en algún momento deben ser detectados (piensen en las ondas gravitacionales). Al contrario, si un proceso no es observado a pesar de no estar prohibido, debe existir un motivo, generalmente una nueva ley que impide que ese proceso suceda (el caso del éter). De hecho, las preguntas suscitadas por efectos permitidos, mas no observados, de las colisiones atómicas abrieron las puertas a nuevos hallazgos teóricos.

Desde luego, Gell-Mann formuló su Postulado pensando en las aplicaciones al microcosmos, pero nada impide usar su Postulado en otros campos del conocimiento.

Por ejemplo, la existencia de vida extraterrestre no está prohibida por ninguna ley científica, de modo que, de acuerdo con el Postulado, en algún momento debe hallarse vida en otros lugares del Universo o, en su defecto, deberá buscarse una razón para su no existencia.

Adaptado al Derecho, el Postulado se parece mucho a la máxima: lo que no está prohibido está permitido… y sucederá impunemente, hasta que se lo prohíba. Sin embargo, la burocracia suele sanarse en lo sano y matarnos de rabia, aplicando otro principio: lo que no está expresamente autorizado, está prohibido.

Asimismo, los organismos genéticamente modificados y los agrocombustibles no están expresamente prohibidos en la Constitución Política vigente, la cual seguramente fue redactada con el fin de que en algún momento se los permitiera, como se está haciendo alegremente hoy.

Finalmente, la repostulación de Evo Morales, prohibida por la Constitución y negada por el pueblo del 21F, parece confirmar que toda regla tiene excepciones. Sin embargo, el mismo Postulado de Gell-Mann permite a los opositores avizorar que la derrota electoral del oficialismo, al no estar prohibida por ninguna norma, puede y debe suceder; a no ser que existieren mecanismos ocultos para imponer la perpetuación en el poder.